martes, 23 de noviembre de 2010

Las plantaciones de árboles no son bosques. (Parte I)

Extraído de revista Biodiversidad  sustento y culturas.
Número 61. Julio de 2009.
www.biodiversidadla.org


Plantaciones de árboles en América Latina.
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM).


Las plantaciones de árboles a gran escala se están extendiendo en practicamente todos los países de la región.
Estas plantaciones, ya sean para celulosa, madera, aceite, combustible u otros objetivos están implicando una serie de grave impactos sociales y ambientales que afectan a las comunidades locales.
El tipo de plantación que es un creciente problema está caracterizado por ser un monocultivo, por su gran escala y su uniformidad: decenas o centenares de miles de hectáreas de una sola especie plantadas en bloques homogéneos de la misma edad.
En nuestra  región se dan fundamentalmente tres tipos de tales monocultivos: de pinos, de eucaliptos y de palma aceitera, que por sus características se pueden agrupar en dos: plantaciones madereras y aceiteras.

Plantaciones madereras.
Están basadas en una sola especie (usualmente eucalipto o pino), seleccionadas por su rápido crecimiento, uniformidad y alto rendimiento en madera. Consistentes en bloques de la misma edad, requieren una preparación intensiva del suelo, fertilización, espaciamiento regular, selección genética, clonación, eliminación de plantas competidoras mediante métodos mecánicos o químicos, uso de agrotóxicos y cosecha mecanizada en rotaciones cortas.
Estos monocultivos a gran escala se están promoviendo en toda América Latina, donde el rápido crecimiento de los árboles, el bajo precio de la tierra y de la mano de obra se combinan para que la madera resulte especialmente barata. A medida que los bosques, praderas y suelos agrícolas son invadidos por estas extensas plantaciones, los resultados se traducen, país tras país, en empobrecimiento, expulsión rural, degradación ambiental (suelo, agua, flora, fauna, paisaje) y creciente oposición a nivel local.(...)

Políticas y actores que promueven los monocultivos de árboles.
La actual expansión de los monocultivos de árboles no es algo que haya ocurrido casualmente(...). Por el contrario, es el resultado del accionar de un conjunto de actores que se plantearon promover tales plantaciones.
Su origen se remonta a la década de 1950, cuando la FAO se constituye en el organismo ideológico del modelo de monocultivos de eucaliptos y pinos en gran escala (como parte de la llamada Revolución Verde promovida por ese organismo). La FAO define las plantaciones como "bosques" y desde entonces dicha definición ha servido a la industria plantadora para disfrazar a sus destructivos monocultivos bajo el ropaje verde de la "plantación de bosques".
En las décadas siguientes entran a tallar otros actores -El Banco Mundial, FMI, BID, procesos de Naciones Unidas relacionados con los bosques (conocidos por sus siglas en inglés, IPF, IFF, UNFF), agencias bilaterales como GTZ y JICA, empresas consultoras como la finlandesa Jaakko Poyry- que aportan argumentos, conocimientos técnicos, investigaciones y financiamiento para convencer a los gobiernos de las bondades del modelo.
Como resultado de esas influencias externas, los gobiernos del Sur terminaron conformando políticas de Estado de promoción de las plantaciones forestales, ya definidas y en gran medida calcada en la mayoría de los países -con leves variantes-, teniendo como destino los mercados de exportación.
Según las condiciones de cada país, las políticas de Estado adoptaron diversas formas de promoción, desde subsidios directos (tales como exenciones de impuestos, reintegro parcial del costo de plantación) e indirectos (créditos blandos a largo plazo, construcción de infraestructura, investigación). Al mismo tiempo, los Estados se hicieron responsables de asegurar -sin costo para las empresas- el control social y, siempre que fuera necesaria, la represión de la oposición local. No es casual que el gran impulso a la "forestación" tuviera lugar en Chile durante la dictadura de Pinochet en los años setenta y en Brasil bajo la dictadura militar de los sesenta.

Nuevos mecanismos de promoción.
Como si los estímulos existentes a la promoción de las plantaciones no fueran suficientes, la Convención sobre Cambio Climático de Naciones Unidas se ha convertido en otro actor importante en la promoción de la "forestación" a gran escala, en la medida que habilita a los países industrializados a "compensar" sus emiciones de dióxido de carbono mediante el establecimiento de plantaciones forestales en países no industrializados. El mecanismo de mercado de los "bonos de carbono" se constituye así en un nuevo subsidio para las plantaciones de árboles.
A su vez, el nuevo negocio de los agrocombustibles constituye otro aliciente  para la promoción de la "forestación" a gran escala, creando una nueva boca de mercado para cultivo de árboles, como el eucalipto, para la producción de etanol celulósico. Vinculado en particular a esto último, en una veintena de países se está trabajando en la manipulación genética de árboles y microorganismos para hacer economicamente rentable la producción de etanol celulósico a partir de la manipulación genética, a pesar de los grandes peligros de estas tecnologías para los ecosistemas nativos. En nuestra región, tales ensayos están siendo llevados a cabo -con apoyo gubernamental- por grandes empresas nacionales y extranjeras en Brasil y Chile.

La certificación como mecanismo de engaño.
A raíz de las numerosas denuncias acerca de los impactos de las plantaciones forestales, algunos mercados del Norte comenzaron a exigir garantías de que los productos importados hubiesen sido producidos de manera social y ambientalmente sustentable. La respuesta de las empresas forestales fue apelar a la certificación voluntaria de sus plantaciones en base a dos esquemas: el FSC (Forest Stewardship Council) y el PEFC (Programme for the Endorsement of Forest Certification). Bajo este último esquema se desarrollo un sello en Brasil (Celflor) y otro en Chile (Certfor). En ambos casos se nota la falla original en el uso de las palabras "floresta" o "forest" (bosque) en los propios nombres de los esquemas, incluido el término "forestación". Es decir, que para estos esquemas de certificación las plantaciones son "bosques". A partir de esa y otras muchas fallas, en estos momentos existen amplias áreas de plantaciones certificadas en nuestra región -todas ellas han sido duramente cuestionadas y catalogadas como un mecanismo para engañar a los consumidores escondiendo el carácter destructivo de las mismas.
Continuara...

Imagen: "Plantación-código de barras" de Stig (www.stig.net) para el informe ¿De quién es la naturaleza?, del Grupo ETC (www.etcgroup.org)

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