jueves, 1 de septiembre de 2011

jueves, 11 de agosto de 2011

Corridas de Ancianos en los Llanos Orientales.


El primero venía con un ojo golpeado y mi papá, que era bastante conocedor de estos asuntos, por poco lo devuelve. Y eso que para entonces mi papá estaba viejo, apenas podía ver por detrás de sus cataratas. Yo estaba muy nervioso y apenas miraba lo que pasaba a la distancia, sin meterme mucho. 
Aparte, porque si me metía mi papá iba a pensar que estaba desconcentrándome, y me hubiera gritado delante de todo el mundo. Era estricto con estas cosas. 
Cuando le daba por gritarme le temblaba la verruga esa que tenía en la frente y se le descolgaba un mechón de pelo que él sabía pegarse muy bien con la gomina. Llevaba siete meses diciéndome que lo más importante era estar concentrado, más cuando vas a pisar la arenera por primera vez y hay público mirándote y pendiente de ti. Por eso estaba más bien a la distancia, y ni miraba mientras mi papá le decía al señor del camión que ese viejo estaba bien cuando salió del ancianato, que se había pegado en el ojo en el camión, en alguna curva o algo. Que le tenía que responder. 
Yo sé que a mi papá esas cosas lo molestaban mucho porque una vez también nos pasó que había llegado un viejo sangrando por la frente, y estaba muy débil y casi no era capaz de pararse en la arenera. 
Se paraba, pero se caía. Y les tocaba a mi hermana o a mi primo Miguel ir a pararlo. Pero se le doblaban las rodillas y se iba para el piso. Y ahí el espectáculo sí se ve feo, se ve cruel. 
Porque los viejos llegan bien débiles por los años, pero si están heridos ahí sí que todo se complica. Nadie les saca faena. Mi primo Miguel, que se las sabe todas porque desde que tenía seis años andaba persiguiendo viejos en la pradera, enfrentándolos y sacándoles gusto, dice que cuando las cosas están así, y el viejo viene rasgado en los párpados, que es la herida más común, o con las rodillas engarrotadas, nadie le saca nada. Uno puede pararse frente al viejo, zarandearlo con lentitud, amasarlo en la fusta o en las cuerdas, clavarle el arpón en el costado e irlo doblegando poco a poco. 
Pero sacarle una faena, que la gente se entregue, que mi primo se compenetre con el viejo y lo ponga a correr con ritmo y suavidad, y le saque vida cuando ya nadie cree que tenga más, eso sí no se logra. Un anciano herido nunca da tanto. 
Yo he visto a mi primo ante mucho ejemplar. Una vez lo vi frente a un caucásico de unos 93 años. Un ejemplar polaco. El viejo era el viejo más débil que yo había visto. Encima, no veía nada, tenía como una costra azul sobre los ojos. Una mierda el pobre viejo. Ya casi no andaba, tenía los huesos carcomidos. Carcomidos de verdad, porque en la enfermería que tiene la arenera, a donde luego los llevan o a donde termina uno si sale herido, yo vi cómo lo abría el médico y me mostraba los huesos. Estaban llenos de huecos, parecían un coral. Eran puro polvo. Con esos huesos, solo alguien como mi primo Miguel era capaz de sacarle algo. Y hay que ver lo que le sacó. 
Esa vez, ante el polaco, entendí lo que era la belleza, como decía mi papá. Entendí de qué se trata todo esto. Es que son seres humanos muy viejos los que llegan, como vamos a serlo nosotros, si es que la vida nos deja. Llegan ya semimuertos. Medio enfermos. Sin nada de vida. Y uno los monta a la arenera, y empieza a asediarlos primero con la cuadrilla: los insulta, los rodea, los vuelve a insultar. En este punto el viejo no reacciona duro. Es muy difícil encontrar un viejo que con unos insultos te ataque. Al contrario: ves que le tiemblan los ojos y los labios, pero sabes que eso es más por cobardía que por coraje. O por miedo, porque en esta fase sienten miedo, hay que decirlo todo. 
Pero eso pasa pronto. El que sabe de esto sabe cuánto demorarse en la fase de los insultos. Los insultos son apenas para calentar al viejo; para ir rompiéndole la costra esa de su vejez, y ayudarle a que empiece a encontrar al hombre que perdió hace años por allá abajo, detrás de todo ese cascarón, por debajo de toda esa tembladera. 
Entonces hay que saber pasar pronto de los insultos al zarandeo. Mi primo Miguel no es amigo de demorarse mucho en el zarandeo. Dice que eso ahoga al viejo. Y que si uno lo hace muy fuerte, y no le ha logrado recuperar el vigor al viejo, lo puede dañar: le puede dañar un omóplato, por ejemplo, o partir la cabeza del fémur, que es una lesión común entre ancianos, y el viejo ya no te va a responder. Se va a quebrar del miedo. No va a ser capaz de reaccionar. Y ahí se te acaba lo que tenía por entregarte, no vas a hacer nada con él: es un anciano herido en plena arenera, no un viejo al que le sacaste vida de donde ya no tenía. Mi papá lo explicaba mucho mejor que yo. 
Mi papá sabía hablar muy bien. Decía que nuestro arte consiste en rebullir al joven que todo anciano tiene por dentro; en encontrarle el vigor que perdió para que muera lindo. 
Recibes un viejo medio muerto, un vegetal casi. Y con unos pases logras sacarle el último impulso de vida, un chorrión que ni el mismo viejo sabía que tenía por dentro. Si en el fondo los mismos ancianos lo deben agradecer. Mi papá decía que uno es como se muere, o algo así. Que el momento más importante de uno es cuando se muere. Y entonces quién dice: ¿es mejor morirse en una cama oxidada, abandonado por todo el mundo, lleno de dolores y de miedos, cagado y con una enfermera que te tenga que limpiar el culo, o morir así, en el combate, revitalizado, con gallardía y dignidad, como decía mi primo Miguel, y como si tuvieras 20 años y fueras un soldado valiente y no un viejo de mierda? 
En todo caso, eso es después que les va saliendo a flote el joven arisco. Pero en estos primeros momentos, que todavía no ha salido, hay que tener cuidado, porque el viejo es débil y sobrepasarte con él puede ser dañar un ejemplar que tenía mucho para dar, mucha juventud por debajo. 
Por eso mi primo Miguel no se demora mucho en el zarandeo. Apenas deja que su cuadrilla lo haga por unos pocos segundos. Casi pasa del insulto a la fusta. 
Y de ahí a todo lo demás, las cuerdas, la venda, y así, hasta el arpón. Y luego a las manos para darle muerte. 
El manejo del arpón es lo más difícil. Es a lo que le tengo más miedo. Y es lo que más he entrenado. Porque lo de las manos lo domino: ya sé ubicar fácil la médula, ya sé cómo torcerla para que el viejo no sufra y quede desgonzado en mis manos y lo pueda mostrar al público. Pero lo que me cuesta es lo de los arpones. Con los arpones uno les va trabajando lentamente la adrenalina que hace años que no sacan. Todo lo que has hecho antes es humillarlos para que esa humillación se les convierta en vida ahora, con los arpones. Ahí es que les sale toda esa humillación hecha furia, rabia, belleza. Esa es la idea, al menos. Ahí el viejo te persigue, te corre. Y tú tienes que compenetrarte con él, con suavidad. Que te corra pero que no te alcance: que casi te toque con los dedos, y tú corres, serpenteas, y el viejo va detrás de ti como si fuera tu vagón, y la gente se revienta de tanto aplaudir. 
Pero eso es luego del arpón. Con el arpón uno los chuza en el costillar sin que la herida se les vaya hondo. Porque se te va hondo y los matas. Eso es lo que mi papá llama la sutileza de nuestro arte. Mi papá decía que el hombre del común no sabe de heridas, que siempre que hiere es para matar y no para revivir a la gente, que en cambio los que nos dedicamos a esto entendemos que las heridas nunca pueden ser iguales. Hay grados. Es lo primero que le dicen a uno en las clases de teoría. Y de allí ya sabe uno hasta dónde meter el arpón para que rasgue sin matar. Para que duela sin desgastar. Para que estimule, no para que canse. Porque tiene que ser una herida que en vez de quitarle vida al viejo, se la devuelva. Y en eso consiste todo. Si entiendes eso, entiendes todo y consigues la verdad, como decía mi papá. 
Claro que yo no pensaba en nada de esto cuando estaban bajando al primer viejo del camión. Yo apenas trataba de oír qué discutía mi papá con el del camión, y trataba de ver a la distancia qué tan dañado traía el ojo el viejo. 
Era un moreno de unos 76 años, bien brioso, y tenía el párpado rasgado y con sangre, y yo me dije: así no me le paro a este viejo. Así no lo saco a la arenera. Es mi debut y no voy a hacer de esto una carnicería: quiero que a mi primer viejo lo pueda recordar hasta que me muera. 
Hasta que me muera. Y ojalá me muera yo también de viejo y en la arenera, dando espectáculo, muriéndome macho y arisco: peleando por la vida y no acurrucado y en un catre. Yo también. Que la vida me permita morir como iba a morir el moreno. 
Mi papá le peleaba al camionero y le decía que ese viejo así no servía para nada, que se lo pagara o que hablaba con el ancianato para que entonces a los viejos los trajera otra persona. 
Total que quitaron al viejo, lo sentaron a un lado y el pobre viejo se agarraba el ojo. Suéltelo que se lo va a infectar, le dijo mi papá, y llamó al encargado de la enfermería para que se lo llevara. 
Entonces vi enterito todo el lote bajarse del camión. Eran unos siete viejos más. Uno negro grande, pero muy joven. No tendría 65 años, y era muy peligroso, porque venía con las manos amarradas. Seguro era un terminal, o algo así, porque el convenio con el ancianato es que los manden ya mayores, mucho mayores, porque esa es la gracia. A ese negro no iba a ser yo quien se le iba a meter. Ni bruto que fuera. 
El mayoral los iba halando de un lazo del que todos venían amarrados por el cuello, los iba metiendo al lote, y los viejos se iban sentando en el piso. Y ahí lo vi y dije: ese es el mío. 
No se lo conté inmediatamente a mi papá, pero ya sabía que ese iba a ser el de mi estreno. Era un viejo bajito, calvo, caucásico. Tenía manchas en la piel, sobre todo en las extremidades. No le noté cojera ni nada semejante. Pesaría unos 73 kilos. Después supe, cuando sacaron el cartel, que me había pasado por un kilo y que tenía 81 años. 
Sacarle vida al negro de 65 años no era arte, porque todavía la tenía, y bastante. Pero este viejo estaba en el límite. Era el perfecto para una faena. Así me lo había soñado. 
El tipo del camión aceptó devolverse con el viejo que mi papá había rechazado, y lo metió de vuelta a la carpa: yo lo vi subirse por la rampa, con el ojo con sangre seca, y sentarse ahí mismo, sobre las latas cagadas. 
Huele mal a veces todo este oficio, pero uno se acostumbra. Huele mal, porque los seres humanos olemos mal cuando estamos viejos, y porque los seres humanos soltamos los esfínteres cuando estamos viejos, y este oficio se hace con viejos. Y claro: un viaje de estos, del ancianato a esta arenera, siempre dura sus tres horas. Se alcanzan a cagar bastante los pobres viejos apiñados ahí atrás, todos zarandeados por las vueltas de la carretera. A veces se pelean entre ellos y se dañan los unos a los otros. Pero generalmente el problema no es tanto ese, porque a los briosos los echan con las manos amarradas, como al negro, sino que se lesionan cuando hay un timonazo o así: no se tienen, tienen esos músculos sin nada de fuerzas. 
Lo vi de pie, blanco, encorvado, canoso, bello. Con esas manchas extrañas en las orejas y bajo los párpados y alrededor de la boca. Se sentó con los demás en el lote y lo seguí viendo: buena osamenta, aparentemente buena visión, ya sordo, me imagino, porque se les arrimaba mucho a los otros viejos cuando le hablaban. 
Mi papá ordenó que me metiera ya para que me vistieran, que la gente ya estaba llegando y que debía estar listo y concentrado pronto. 
Juro que mientras me vestían, tenía la cara del viejo presente, con esas manchas que daban el efecto de que tuviera un camuflaje, y me imaginaba todo lo que le haría: veía con mucha claridad que lo iba a insultar cerca a las graderías, no más de tres o cuatro veces, no se fuera a morir de un infarto; veía que le iba a decir a Jairo y a José, solo a ellos dos, de mi cuadrilla, que se acercaran para que lo zarandeáramos entre los tres. Veía que les iba a pedir a ambos que se retiraran, y que me iba a llevar al viejo con suaves empujones, al centro de la arenera, para que todos vieran la faena. Le iba a sacar allí mismo el arpón y le iba a decir: "Ea, viejo, ea, ea". Me imaginaba la cara de susto cuando yo sacara el arpón, de pánico cuando me le acercara, de horror ante el primer puyazo, siempre en el costado derecho, en el costillar; y luego rápidamente el segundo, en el hombro derecho, así como un rayón, como un relámpago, como dice mi papá, hacerle esas dos heridas, y ahí mismo dar dos pasos atrás, para que el viejo capte lo que le está pasando y el miedo empiece a surtirse de adrenalina. Y ahí, otra vez: ea, ea, viejo, y lanzársele otra vez para darle el tercer pinchazo en la espalda. 
Si el viejo no se caía ahí, si tenía esa nobleza, la faena era mía. Si se caía, iba a pedir ahí mismo la fusta para írmele de frente y obligarlo a que se pusiera de pie. 
Pero pongamos que no, que el viejo es noble y que puedo posponer la fusta: las heridas deben tener cada una un hilito de sangre, y el viejo debe empezar a gritar ya no de horror sino de rabia. Si eso pasa, le caigo con el arpón en la tetilla: pero con picardía, metiéndome y saliéndome de su alcance con un mismo movimiento. 
Allí el viejo se revienta de la rabia, eso es seguro, porque ya está picoteado, ya pierde el miedo, y deja de pensar en que le hacen daño y empieza a pensar en cómo hacer daño él. Mejor dicho, ahí ya se le sale el instinto de la defensa, de atacar para defenderse. Y empieza el correteo, a perseguirme, y yo para eso sí soy bueno: si eso pasa, ahí la plaza es mía. 
Pongamos que el viejo aguanta, entonces, y le da rabia y empieza la faena de ataque: pido las cuerdas, dejo que me corretee, me le volteo y le pongo la cuerda por encima, que baje hasta los tobillos y ahí la cierro. 
Estaba pensando en cómo seguir ahí, si de una vez arrastrarlo con suavidad, o si irlo llevando a tirones. Yo creo que lo arrastro una vuelta, pido la fusta, le doy tres veces, máximo cuatro, porque el viejo a estas alturas se me puede morir si le doy más, y ahí sí lo suelto: si todo sale bien, el viejo a estas alturas debe estar furioso, la humillación ya se le volvió pánico, el pánico ya se le volvió rabia, la rabia ya se le volvió orgullo, y está en el punto justo: todo se ha hecho para cuajar dentro de él este estado, este momento de ánimo, y ahí el viejo empieza a atacar con la dignidad que quitan los años. Si es así, les hago una seña a José o a Jairo para que le boten el garfio, que es un palo largo que tiene un garfio en la punta; yo boto la fusta, y quedamos el viejo y yo. El viejo armado y furioso, viviendo su estado de rabia, hecho un viejo salvaje, irracional, desaprendido, como si hubiera crecido en la selva: y yo, sin más armas que mis manos. Y ese es el momento de esplendor, como decía mi papá: el anciano salvaje y el hombre que lo provoca, que lo cerca, que lo vence sin armas; el viejo inundado de juventud, tan vital como cuando tenía 20 años; entregado a sus instintos más elementales, a lo básico, para defenderse con un arma. Ahí los dos, en la llanura de la plaza: el viejo correteándome, y yo sabiéndolo llevar, provocándolo, dejando que crea que me va a alcanzar y entonces dando un par de pasos más, y así: el viejo salvaje detrás de mí, compenetrado con el ritmo del trote que yo le ponga, el sol en las graderías, la gente feliz. 
Estaba pensando en todo eso o, para decirlo en palabras de mi papá, estaba concentrado, cuando Jairo me preguntó cuál color de traje quería. Regresé a la realidad. Oí el murmullo de la gente que llenaba las gradas. Antes de que me acabaran de vestir, papá entró. 
-¿Le gustó alguno? -me preguntó, serio como era. 
-Sí, papá -le dije-. Vi uno bajito, manchado. Caucásico. 
-Ese es el vasco. Lo trajeron de España. Tiene vitiligo. Ojo con el fémur izquierdo, ya lo operaron una vez. 
Papá me dio la bendición. Antes de salir del cuarto, se volteó: 
-Es un ejemplar bellísimo. Fue muy costoso traerlo. Sáquele todo lo que tiene. 
Yo creo que eso influyó para lo que pasó después. Que entrara papá, que me dijera esas palabras que al final me pusieron nervioso. Ahora que lo veo desde acá, creo que eso influyó de verdad. 
Cuando el zumbido de la gente en las graderías era insoportable, y yo ya estaba vestido, todo pasó muy rápido. Salía por el corredor oscuro, veía la luz del ruedo al final, me temblaban un poco las piernas a cada paso, y caminaba automáticamente, como si caminara otra persona, y no era capaz de pensar en nada de lo que había pensado mil veces, el manejo del arpón, el insulto, nada: todo lo tenía revuelto, y sentía cosquillas en la barriga, no sé si de miedo, de ansiedad o de qué. 
Cuando pisé la plaza y la gente me aplaudió y sentí la luz en los ojos, no puedo decir que me tranquilicé, pero sí me sentí mejor. Como que recuperaba la conciencia y me decía: bueno, a lo que viniste, te llegó tu momento. 
Es de esas cosas en las que uno entiende para qué se ha preparado. En que todas las cosas de la vida toman sentido. 
Fue rápido el momento de quiebre, pero pasó esto: pasó que yo salí, que la gente de las gradas se ponía de pie, porque la expectativa de la tarde era mi estreno; me aplaudían, me tiraban gritos de ánimo, todo. 
Me acuerdo bien que me fui a un tablón, pedí una botella de agua e hice un buche. Moví la cabeza de un lado al otro para aflojar los músculos del cuello, y me quedé mirando fijamente la puerta del nacimiento, que es por donde entran los viejos a la arenera. 
Y ahí lo vi asomar: con esas manchas raras, esa joroba pequeña, caminando con pasos muy cortos, medio doblado y con una mano en la cadera. 
Yo le admiré la belleza y la gente de las gradas hizo lo mismo, porque todos aplaudían durísimo: sabían que era un ejemplar perfecto para mi estreno, sabían que iban a ver un espectáculo hermosísimo. 
El viejo caminó desorientado, con susto, hasta el centro de la arenera. Le temblaba la boca, eso sí lo vi. 
Entonces pasó lo que le dio la vuelta a la historia: no habría dado más de tres o cuatro pasos cuando hizo una mueca extrañísima, le empezó a salir una babaza por la boca, se llevó la mano al pecho y ahí mismo, delante de todos, se desplomó al piso y empezó a convulsionar. 
Me acuerdo que mi papá le gritó al médico que entrara, y que cuando el médico entró el viejo ya no tenía esa epilepsia rara que le había dado, ya estaba quieto totalmente. 
Algo le había dado. Como un infarto, o algo. Pero el caso es que el viejo estaba ahí tirado en la arenera, todo muerto. 
Me quedé metido en la tabla todavía, y nunca antes me había sentido tan asustado. 
Me acuerdo que mi papá reaccionó y ordenó que trajeran otro ejemplar. Me alcanzó a preguntar si había visto otro que me gustara y yo apenas le dije que cualquiera menos el negro, que el negro brioso no. 
Asintió y se fue a traerme otro ejemplar del lote. 
Yo supe en persona hasta aquí. De acá en adelante me lo han contado varias veces, con muchos detalles, porque pregunté mil veces lo mismo, y cada vez pedía más detalles. Ahora ya no pregunto. Ahora estoy más tranquilo. 
El punto es que cuando mi papá llegó al lote, encontró a todos los viejos arrumados, los unos sobre los otros, completamente desgonzados. 
El mayoral del lote, que era el encargado de cuidarlos, le dijo en ese momento lo que nos ha dicho a todos cada vez que le pedimos que nos vuelva a contar cómo pasaron las cosas. Le dijo que los viejos empezaron a quejarse, echaron casi al tiempo una babaza verde por la boca, una espuma, y les entró una tembladera, y allí mismo se desgonzaron y se cayeron: los seis viejos al tiempo, todos muertos. Hasta el negro: ese también. Todos muertos. 
De forma que cuando mi papá fue allí, al lote, a escogerme un anciano de reemplazo, vio a todos esos viejos muertos, caídos sobre su propia mierda, doblados entre el aserrín que les ponen en el piso para que no les dé frío. 
Yo no sabía nada en ese momento. Yo estaba en la tabla de la arenera esperando a que me soltaran otro anciano; mirando hacia la puerta, tomando aire y repasando insultos, zarandeo, arpón, cuerdas y fusta: todo. Estaba concentrado, mejor dicho. 
No sé cuánto habrá pasado hasta que me llegó la noticia. No mucho, me imagino. Pero para mí fue eterno, porque estar allí, pensando en qué iba a pasar, mirando cómo la gente de las gradas se iba desesperando y empezaba a gritar que qué pasa, que suelten al primer viejo, no era fácil. 
Entonces la gente se calmó de un momento a otro porque la puerta de nacimiento, donde salen los viejos, se abrió. Yo apenas me acomodé mejor los zapatos y me eché la bendición. Por eso no lo pude ver de entrada, sino cuando me reacomodé ya listo para saltar a la arenera. 
Lo vi de frente, mirándome a los ojos. Listo para que yo saltara a insultarlo. 
Y yo hice eso, qué más podía hacer: era mi estreno, en mí estaba que esta tradición de la familia no parara. Claro: ahora algunos tratan de juzgarme. Pero yo sé que eso era lo que él quería: que hiciera lo que hice. Que saltara a la arenera. Que lo mirara de frente: frente a frente para verlo como lo vi; ver que le temblaba la verruga, que se le desprendía el mechón de pelo de la frente, que caminaba hasta el centro de la arenera para que yo me le acercara con Jairo y José y lo insultáramos; que se quedaba ahí, mirándome, para que yo le hiciera fluir la rabia, la juventud, el arte, la belleza, la muerte.

Daniel Samper Ospina.

Extraido de:


sábado, 9 de abril de 2011

Un Elefante Ocupa Mucho Espacio

Que un elefante ocupa mucho espacio lo sabemos todos. Pero que Víctor, un elefante de circo, se decidió una vez a pensar “en elefante”, esto es, a tener una idea tan enorme como su cuerpo... ah... eso algunos no lo saben, y por eso se los cuento. Verano. Los domadores dormían en sus carromatos, alineados a un costado de la gran carpa. Los animales velaban desconcertados. No era para menos: cinco minutos antes, el loro había volado de jaula en jaula comunicándoles la inquietante noticia. El elefante había declarado huelga general y proponía que ninguno actuara en la función del día siguiente.

-¿Te has vuelto loco, Víctor?- le preguntó el león, asomando el hocico por entre los barrotes de su jaula-. ¿Cómo te atreves a ordenar algo semejante sin haberme consultado? ¡El rey de los animales soy yo!

La risita del elefante se desparramó como papel picado en la oscuridad de la noche: -Ja. El rey de los animales es el hombre, compañero. Y sobre todo aquí, tan lejos de nuestras anchas selvas...

-¿De qué te quejas, Víctor? -interrumpió un osito, gritando desde su encierro-. ¿No son acaso los hombres los que nos dan techo y comida?

-Tú has nacido bajo la lona del circo... -le contestó Víctor dulcemente-. La esposa del domador te crió con mamadera... Solamente conoces el país de los hombres y no puedes entender, aún, la alegría de la libertad...

-¿Se puede saber para qué hacemos huelga? -gruñó la foca, coleteando nerviosa de aquí para allá.

-¡Al fin una buena pregunta! -exclamó Víctor entusiasmado, y ahí nomás les explicó a sus compañeros que ellos eran presos... que trabajaban para que el dueño del circo se llenará los bolsillos de dinero... que eran obligados a ejecutar ridículas pruebas para divertir a la gente... que se los forzaba a imitar a los hombres... que no debían soportar más humillaciones y que patatín y que patatán. (Y que patatín fue el consejo de hacer entender a los hombres que los animales querían volver a ser libres... Y que patatán fue la orden de huelga general...)

-Bah... pamplinas... -se burló el león-. ¿Cómo piensas comunicarte con los hombres? ¿Acaso alguno de nosotros habla su idioma?

-Sí -aseguró Víctor-. El loro será nuestro intérprete -y enroscando la trompa en los barrotes de su jaula, los dobló sin dificultad y salió afuera. En seguida, abrió una tras otra las jaulas de sus compañeros. Al rato todos retozaban en los carromatos. ¡Hasta el león! Los primeros rayos de sol picaban como abejas zumbadoras sobre las pieles de los animales cuando el dueño del circo se desperezó ante la ventana de su casa rodante. El calor parecía cortar el aire en infinidad de líneas anaranjadas... (Los animales nunca supieron si fue por eso que el dueño del circo pidió socorro y después se desmayó, apenas pisó el césped...) De inmediato los domadores aparecieron en su auxilio:

-¡Los animales están sueltos! -gritaron a coro, antes de correr en busca de sus látigos.

-¡Pues ahora los usarán para espantarnos las moscas! -les comunicó el loro no bien los domadores los rodearon, dispuestos a encerrarlos nuevamente.

-¡Ya no vamos a trabajar en el circo! ¡Huelga general, decretada por nuestro delegado, el elefante!

-¿Qué disparate es este? ¡A las jaulas! -y los látigos silbadores ondularon amenazadoramente.

-¡Ustedes a las jaulas! -gruñeron los orangutanes. Y allí mismo se lanzaron sobre ellos y los encerraron. Pataleando furioso, el dueño del circo fue el que más resistencia opuso. Por fin, también él miraba correr el tiempo detrás de los barrotes. La gente que esa tarde se aglomeró delante las boleterías, las encontró cerradas por grandes carteles que anunciaban: CIRCO TOMADO POR LOS TRABAJADORES. HUELGA GENERAL DE ANIMALES. Entretanto, Víctor y sus compañeros trataban de adiestrar a los hombres:

-¡Caminen en cuatro patas y luego salten a través de estos aros de fuego!

-¡Mantengan el equilibrio apoyados sobre sus cabezas!

-¡No usen las manos para comer!

-¡Rebuznen! ¡Maúllen! ¡Píen! ¡Ladren! ¡Rujan!

-¡Basta por favor, basta! -gimió el dueño del circo al concluir su vuelta número doscientos alrededor de la carpa, caminando sobre las manos-. ¡Nos damos por vencidos! ¿Qué quieren?

El loro carraspeó, tosió, tomó unos sorbitos de agua y pronunció entonces el discurso que le había enseñado el elefante: -...Con que esto no, y eso tampoco, y aquello nunca más, y no es justo, y que patatín y que patatán... porque... o nos envían de regreso a nuestras selvas... o inauguramos el primer circo de hombres animalizados, para diversión de todos los gatos y perros del vecindario. He dicho. Las cámaras de televisión transmitieron un espectáculo insólito aquel fin de semana: en el aeropuerto, cada uno portando su correspondiente pasaje en los dientes (o sujeto en el pico en el caso del loro), todos los animales se ubicaron en orden frente a la puerta de embarque con destino al África. Claro que el dueño del circo tuvo que contratar dos aviones: en uno viajaban los tigres, el león, los orangutanes, la foca, el osito y el loro. El otro fue totalmente utilizado por Víctor... porque todos sabemos que un elefante ocupa mucho, mucho espacio...


Elsa Bornemann.


jueves, 7 de abril de 2011

La vaquilla de Fredonia.

Fredonia, el “gran” Pilarico a sus 15 años –que madurez- se dispone a terminar con la vida de la última vaquilla de la tarde, a la víctima le cuelgan dos pares de banderillas casi más grandes que ellas, el “maestro” en ciernes aparta los palitroques ensangrentados para que la espada no encuentre obstáculos en su “lírico” recorrido. “Gran” estocada y la vaquilla de Fredonia se rebrinca -perdón- “danza” de dolor pero no se cae, camina “lenta y garbosamente”  en busca de una salida del escenario de su “artístico” suplicio y su diminuta figura le permite colarse por uno de los huecos hacia el callejón de la plaza.
Media vuelta en redondel, y la vaquilla de Fredonia se desploma, risas y aplausos en el tendido acompañan la exótica trama final de esta “obra maestra de las artes contemporáneas”, la puntilla remata a la vaquilla de Fredonia, mientras el “maestro” recoge sus instrumentos de infligir “arte puro”.
Al abandonar el ruedo de la muerte –perdón- “el tablado cultural”, el gran Pilarico ve como de las entrañas de la vaquilla de Fredonia es extraído un feto. ¿Qué?, si, un feto, ¿de verdad? Si, amable lector, está bien escrito, ¡un feto! Ole, que “arte” tienes chaval, mataste a dos y encima te aplauden, ¡Qué horror! –Perdón- ¡Que arte!
Con ganas de vomitar su “arte”, el gran Pilarico se pregunta, -Dios mío ¿qué hice? No más, se acabó.  Pero una palmadita de su representante en la espalda y la frase de cajón que corrompe a menores equivocados, “No pasa nada, gajes del oficio, vas a ser una figura del toreo”, seducen al insensible Pilarico para continuar con su criminal trayectoria.
Afortunadamente tres años después, Dios se apiada de ese pobre ignorante, Terciopelo lo saca de las tinieblas y lo pone a trabajar en el camino del bien.
Los aficionados a la tortura desconocen que en el largo trasegar del espíritu humano toda la maldad se paga, nadie escapa a la ley de causa y efecto, o aprenden por la razón o necesariamente lo harán por el dolor.
Esa vaquilla y su becerro cobardemente asesinado en el vientre, me persiguen en pesadillas nocturnas recordándome que debo trabajar sin descanso para que el hombre deje de masacrar sin piedad a los animales.

Alvaro Múnera.
(ex torero)



miércoles, 6 de abril de 2011

Una hermosa historia sobre libertad.


Este video trata sobre la liberación de un mono de un laboratorio. A diferencia de otros videos sobre este mismo tema; este no tiene imágenes TAN impresionables, por lo que cualquier persona lo puede ver. 
Este video tiene que ser visto, visto y difundido...esto se tiene que conocer; los experimentos con animales, además de terriblemente crueles, son totalmente inútiles. Tenemos que frenar esto. La forma más directa de hacerlo es no consumir/comprar productos que prueban sobre animales, sino estamos siendo parte de esta masacre. 
ESTO ES UN HOLOCAUSTO...Y NOSOTROS LO ESTAMOS FINANCIANDO...

Difundir este video es crear conciencia


BASTA YA !!!

domingo, 20 de febrero de 2011

Pan BINGO


Pan de molde sin corteza, sin miga, sin pan... ¡BINGO!

Los raros: alimentos ecológicos y transgénicos

Como si de un milagro se tratara, desde tiempos inmemoriales, el hombre aprendió a obtener su alimento sembrando unas semillas y dejando que el sol, el agua y la tierra, las convirtieran en verduras, frutas, legumbres o cereales para comer. La única energía adicional necesaria era la del esfuerzo de las personas que cultivaban los campos.
Pero las cosas cambiaron y la agricultura pasó de ser una actividad con fines de supervivencia a ser una actividad económica y comercial. Se impuso una agricultura cada vez menos variada, menos dirigida al autosustento. Las máquinas y los productos químicos empezaron a adueñarse de los campos de cultivo.
Los nuevos sistemas agrícolas han conseguido importantes aumentos en la productividad, y esto es importante si tenemos en cuenta que la población mundial sigue creciendo y que todos tenemos derecho a alimentarnos.
Pero más producción por área cultivada no significa que el aumento obtenido sea repartido equitativamente, al contrario. Se producen situaciones tan poco racionales como subvencionar a agricultores para que dejen de sembrar y para que destruyan los excedentes cuando en el mundo hay 800 millones de personas que pasan hambre.
Hoy en día la agricultura es una explotación intensiva en la que se utilizan grandes cantidades de abonos químicos, pesticidas y herbicidas, riego artificial, maquinaria pesada para trabajar la tierra o transportar los productos, y despilfarro de energía, agua y materiales y que utiliza superficie habitable y, a veces, forestal que, además tiene un escaso rendimiento en producción agrícola. No son pocos los problemas ambientales y sociales. A consecuencia del riego intensivo se salinizan los acuíferos, y se alteran los ciclos del agua. Y como consecuencia del uso de abonos, plaguicidas y otros productos químicos, se están envenenando la tierra y las aguas subterráneas, e incluso los ríos, y hay una creciente y lógica preocupación sobre los efectos de estos productos en la salud humana.
La utilización continuada de técnicas agresivas en la agricultura provoca erosión y disminuye la fertilidad de la tierra. Se elimina la vegetación natural por grandes extensiones de cultivos, y con ello, se destruyen ecosistemas y se pierde diversidad biológica. La agricultura actual, además, tiene una gran dependencia de los combustibles fósiles y de la mecanización. También depende de la industria química para la fertilización y el control de plagas, o para la selección de semillas. Por eso son las grandes compañías de los países industrializados las que controlan la producción en todo el mundo. Muchos países del Tercer Mundo han abandonado sus sistemas de cultivo tradicionales para producir café, cacao o frutas tropicales para exportarlos, de tal forma que no disponen de suficiente alimento para saciar el hambre de sus propios ciudadanos. Luego resulta que tienen que importar cereales de otros países, por ejemplo, de los Estados Unidos.
A nosotros nos sale más a cuenta comprar, por ejemplo, un mango de Senegal que producirlo en nuestro país. Aquí tendríamos que hacer invernaderos, regar artificialmente y poner abonos. Allí, las condiciones climáticas permiten producirlo sin mucho esfuerzo. Pero habrá que tener en cuenta, también, las otras consecuencias que esto conlleva, para los habitantes de aquel país, para sus ecosistemas y para la salud del planeta en general. Y quien dice un mango, dice un tomate, una fresa o caña de azúcar.
Muchas personas creen que la biotecnología es cosa moderna y casi del siglo XXI pero lo cierto es que la cerveza que elaboraban los egipcios hace 3.000 años, el yogur centroeuropeo descubierto por los rumanos y por casualidad, o el queso camembert que por descuido se le hizo a un monje francés en una cueva son auténtica biotecnología, ¡aunque sus descubridores no lo supieran y nosotros no lo pensemos cada vez que nos bebemos una caña con unos tacos de queso o nos desayunamos un yogur! Son productos de biotecnología porque se elaboran mediante técnicas que utilizan organismos vivos. Pero para hacer yogur, cerveza o queso no se manipula el material genético de esos organismos vivos. Sin embargo en las técnicas modernas que modifican los organismos, lo que se hace es alterar esa información genética que todos los seres vivos tenemos y que es el que determina si seremos rubios o morenos o tendremos la piel seca o si seremos calvos o si un tomate será grande o pequeño o si una manzana será reineta o golden.
La modificación se hace para que esos organismos tengan otras características distintas de las que tienen por sí mismos. Quizás el problema radica justo en esto, ¿para qué se hace la modificación?, ¿es necesaria?, ¿puede provocar otros efectos distintos de los que se buscan? Leemos noticias sobre la soja transgénica y la mayoría de la gente pensamos que no nos afecta porque nunca comemos soja; pero lo cierto es que España es el quinto país importador de este producto y más de la mitad de los alimentos que se pueden comprar en un supermercado tienen soja aunque no lo indiquen. Cuando además nos enteramos de que las empresas que fabrican estos nuevos productos manipulados los mezclan con los originales todavía desconfiamos más y pensamos que si no quieren que sepamos qué consumimos debe ser porque tienen algo que esconder.
Hay cosas difíciles de entender como que se intente que las vacas “europeas” den más leche cuando todo el mundo sabe que los ganaderos españoles tienen limitada la producción de leche y que España paga multas a la Unión Europea por producir demasiada leche.
Además del miedo que puede dar un mundo en el que se puedan fabricar organismos según convenga, aunque pueda parecer de ciencia ficción. Los ciudadanos nos hacemos muchas preguntas: ¿qué ventajas vamos a tener?, ¿serán los alimentos más baratos?, ¿más nutritivos?, ¿de más calidad?, ¿afectará al medio ambiente? Quizás es la falta de información lo que nos hace desconfiar. Quizás que ya estamos hartos de que nos utilicen como conejillos de Indias.
Algunos también temen por la biodiversidad y porque entremos en un proceso contra los organismos vivos del que no sepamos cómo salir. A fin de cuentas, sólo tenemos un planeta y no todos estamos dispuestos a dejarlos en manos de científicos y expertos que, a pesar de aportar importantes descubrimientos para la humanidad también han dado más de un disgusto mientras decían que no había ningún peligro.

Fuente:
Extracto del libro "Consumo sostenible" de Pilar Comín y Bet Font.
 Editorial Icaria / Milenrama

Extraído de CONSUMEHASTAMORIR.ORG


lunes, 14 de febrero de 2011

CAMPAÑA CONTRA LA MANIPULACIÓN GENÉTICA DE ALIMENTOS


Las grandes multinacionales que dominan el comercio mundial de alimentos y cuyos intereses están fundidos con los de las grandes de los pesticidas y ahora la biotecnología, intentan la introducción masiva en nuestros alimentos de un nuevo tipo de vida: Los organismos manipulados genéticamente (OMG).
Seres vivos cuyos genes son alterados con objeto de utilizarlos industrialmente. Virus, bacterias, levaduras, plantas, animales, seres humanos... Alterando e intercambiando fragmentos genéticos de plantas, animales y personas, pueden lograrse seres de extraordinario interés comercial. Fantasías para los saturados paladares de los ricos. Cerezas con sabor a limón, maíz con sabor a mantequilla, etc. Transformaciones de gran rentabilidad para la especulación, como el tomate que no se pasa, cuyo interés real no es otro que el facilitar su cultivo en países de mano de obra barata y su transporte, en buen estado aparente, a cualquier mercado del mundo, incluso por medios lentos pero baratos, como el barco. Materias primas naturales como el cacao, la vainilla, el azúcar, pueden sustituirse por sucedáneos fabricados industrialmente a bajo precio. Naturalmente, esto hundiría las economías de países enteros del Tercer Mundo. Los animales pueden convertirse por fin en lo que esa industria siempre ha soñado: máquinas, como las vacas a las que ya en USA se inyecta la hormona BST para que produzcan hasta un 25% más de leche aunque, eso sí, su vida se acorte, su salud requiera constantes tratamientos con fármacos que pasan al consumidor y sólo resulte rentable en grandes instalaciones. La implantación de este producto en USA está arruinando a millares de pequeños ganaderos.

PELIGROS INCONTROLABLES PARA LA SALUD
Pese a la apariencia de seguridad científica con que se presenta al público, la manipulación genética está plagada de incógnitas y es actualmente una tecnología brutal que sacrifica a decenas, cientos o miles de seres vivos cuyas monstruosidades no son las deseadas por los experimentadores. Los errores son frecuentes.
Ha habido ya casos de reacciones alérgicas, parálisis y muertes en seres humanos. Se utilizan virus inductores de tumores, sarcomas, leucemia y otras enfermedades graves. Las empresas dicen que «desactivados», pero está probado que en los nuevos organismos (nuestro cuerpo por ejemplo) pueden reactivarse. Muchos científicos temen la aparición de nuevas enfermedades por este medio. También se utilizan genes de resistencia a antibióticos, lo que amenaza incrementar el ya grave problema de la creciente resistencia a estos fármacos.
No existen estudios relativos a los efectos en la dieta humana. No hay seguridad sobre su efecto en la gestación. Y nadie puede asegurar que los millones de niños que tomarían organismos alterados ya en los vientres, no serán afectados.

SUPERPLAGAS, GUERRA GENÉTICA Y OTROS FENÓMENOS QUE PUEDEN ACABAR CON TODOS NOSOTROS
Uno de los argumentos de las multinacionales para convencer a la sociedad del interés general de los OMG es que podrían evitar el uso de pesticidas y otros reconocidos venenos agrícolas La realidad es que esas empresas fabrican también pesticidas y han encontrado en la ingeniería genética una forma de mantener su uso pese al rechazo que han ganado. Más del 60 % de los productos transgénicos en preparación son semillas de cultivos alimentarios a las que se altera para que sobrevivan a la acción de potentes pesticidas en dosis que normalmente las matarían. Así, con la semilla de soja transgénica que Monsanto ha introducido en Europa, el agricultor puede poner hasta tres veces más herbicida y arrasar con todo menos las plantas transgénicas.
El herbicida en cuestión lo vende también Monsanto. Pero además, y como pasó con los pesticidas químicos, las plagas y “malas hierbas” están mostrando ya que tienen mecanismos de adaptación y se harán resistentes. Se abrirá una espiral de productos cada vez más agresivos contra plagas cada vez más resistentes y destructivas.

CONTRA NATURA
La industria suele contar la falacia de que la manipulación genética no es más que una mejora en las técnicas de hibridación y cruce de animales y plantas que se han realizado desde la antigüedad. Falso, pues salvo raras monstruosidades, no es posible de manera normal saltar las barreras entre especies y reinos de la naturaleza como hace la ingeniería genética. La interferencia que supone insertar genes de unas especies en otras puede provocar imprevisibles reacciones en cadena en el mundo natural, amenazando a las especies, alterando los hábitats y equilibrios y abriendo paso a efectos secundarios imposibles de anticipar y controlar.
Una vez sueltos los OGM, no hay nada previsto para su recuperación en caso de problemas, por lo que su imprevisible evolución e interacción en el medio con otros organismos naturales o también transgénicos difícilmente podría ser controlada.

LAS PATENTES: LOS POBRES, MÁS POBRES
Hasta hace poco, la propaganda de las industrias aseguraba que la manipulación genética es el arma que puede terminar con el hambre. Hoy día, sus asesores de imagen les han aconsejado dejar de decirlo pues en Europa es bien sabido que se están destruyendo millones de toneladas de alimentos por razones comerciales. Por otra parte, se recuerda que ese argumento ya se utilizó, por las mismas empresas, para imponer en todo el mundo el uso masivo de pesticidas químicos que hoy sabemos que, no sólo no han cumplido la promesa, sino que han aumentado la pobreza de los campesinos y envenenado a millones de agricultores y consumidores, además de animales y plantas útiles.
La realidad es que el negocio fabuloso que persiguen ahora las multinacionales supondría, de prosperar, la ruina de muchos más agricultores y la mayor dependencia de los países pobres pues la tecnología es cara y rentable sólo en gran escala industrial. Y para que nada escape al control y al peaje, las empresas se están asegurando unas nuevas reglas de propiedad comercial e intelectual. Ahora todo es patentable, todo puede tener un propietario, al que habrá que pagar por utilizar organismos, órganos e incluso procesos naturales. Y no sólo invenciones. Se podrán patentar simples descubrimientos de mecanismos de la naturaleza, cuya investigación por otros científicos y su uso curativo estarán sujetos al pago de royalties. Investigadores de la industria recolectan por todo el mundo material genético de plantas, animales y personas y las aplicaciones tradicionales de los pueblos más remotos para patentarlos y obligarles a pagar en adelante por lo que dieron gratis.

MANIPULACIÓN SOCIAL LA INVASIÓN HA EMPEZADO
En USA, la industria alimentaria ha llevado a juicio (que puede terminar en cárcel) a una popular presentadora de televisión que se atrevió a denunciar en su programa el riesgo de las “vacas locas”. La industria agroalimentaria disfruta allí de un poder de persuasión y político que le ha permitido imponer una norma de etiquetaje que evita que el consumidor pueda saber si lo que come ha sufrido manipulación genética o no.
Pero en Europa han encontrado una inesperada resistencia en la ciudadanía, que ha impedido que hasta ahora hayan logrado imponer sus normas. Por ello han iniciado una campaña masiva de desinformación diseñada por un gabinete internacional de relaciones públicas y políticas entre cuyos clientes se cuentan dictaduras como la militar de Argentina, la de Corea o la de Nigeria, multinacionales con problemas de imagen como Unión Carbide (Bophal) o Exxon (vertido de petróleo en Alaska), entre otros. Con publicidad abierta o disfrazada de noticias o divulgación tratan de copar todo el espacio informativo, evitando la información real y el debate. Fingiéndose conciliadores y favorables a la libertad de elección del consumidor, continúan presionando por todo lo contrario.

CIENCIA O NEGOCIO
Un engaño de entrada: el presentar el negocio de los alimentos transgénicos como una cuestión científica, y mezclar la investigación médica con sus productos. La investigación sobre genética, como sobre cualquier parte de la realidad, no puede ser cuestionada. Pero es evidente que es demasiado poderosa y peligrosa para dejarla en manos de compañías dispuestas a aplicarla según criterios mercantiles por encima de la seguridad y los intereses generales, cuando es claro también que no se trata de productos imprescindibles ni mucho menos.

DÓNDE PUEDE HABER OMGs
Ya puede haber en el mercado algún producto elaborado con manipulación genética, sobre todo con la introducción de la soja y el maíz transgénicos norteamericanos el pasado año. Es preciso ir con cuidado, sobre todo mientras, como ahora, nada se informa en las etiquetas. La soja transgénica podría encontrase en: margarinas, aceites, mayonesas, sándwiches, salsas. Pan, pasteles, galletas, pastas, cereales para desayunos. Chocolates, lácteos y similares, helados, yogures, alimentos infantiles, comidas preparadas. Frituras industriales. Alimentos dietéticos, suplementos vitamínicos. Salsa de soja, sopas, productos cárnicos y similares. Comida para perros y otros animales de compañía. El maíz se utiliza sobre todo en alimentación animal, aunque entra en la composición de numerosos productos. Edulcorante sustitutivo del azúcar. En acuicultura (pesca) es posible que carpas y truchas de importación hayan sido manipuladas.

QUÉ HACER
Tenemos esta responsabilidad. ¿Cómo explicaríamos a nuestros hijos nuestra pasividad de hoy si permitimos estos productos y mañana se probaran en ellos los efectos temidos? Muchos ciudadanos en todo el mundo se organizan para solucionar esta amenaza distribuyendo información y canalizando propuestas. En toda Europa se trata de establecer una norma. De un lado, las multinacionales y las instituciones que las apoyan. De otro, entidades cívicas de todos los sectores. Los ciudadanos podemos, en esta ocasión, detener la imposición de una tecnología nefasta antes de que produzca daños en gran escala. Podemos mostrar nuestro rechazo por cauces políticos (Cartas a políticos, a medios de comunicación, a empresas). Podemos informar a otras personas, especialmente a los detallistas y encargados de los supermercados. Pero la acción más directa y efectiva, la llave del asunto, está en nuestra mano. Como consumidores podemos sencillamente dejar de comprar alimentos que puedan incluir manipulación. Hay alternativas (muy especialmente los productos orgánicos).

LOS PRODUCTOS ORGÁNICOS: LA ÚNICA GARANTÍA
(Aún hay en casi todos los productos alternativas al riesgo transgénico. Hay que averiguar. Pero hay unos productos en que está excluido por la reglamentación europea la manipulación genética. Son los productos biológicos (o ecológicos) que en nuestro país llevan un distintivo oficial numerado. Recomendables de todo punto, se producen en España aunque la falta de difusión en nuestro país, hace que se exporten a otros países de consumo más informado.)
Fuente:
Presentación de la campaña contra la manipulación genética de alimentos de la asociación Vida Sana

Extraído de CONSUMEHASTAMORIR.ORG




lunes, 3 de enero de 2011

Animales De Laboratorio y Los 50 Desastres De La Experimentación.

La experimentación en que se utilizan animales no humanos (vivisección) es una de las fases más ocultas, discutidas y discutibles de la ciencia y de la industria. Porque no sólo las ciencias médicas, fí­sicas y biológicas se sirven de animales no humanos en sus laboratorios, sino también la industria militar, la industria de las armas, la industria cosmética, la industria del tabaco y la industria quí­mica en general.

Los animales son usados como "conejillos de Indias" para conocer los misterios del cuerpo, de la circulación sanguí­nea, de la conformación fisiológica, pero también de los efectos de medicinas, venenos, sustancias y la inocuidad de los procedimientos cientí­ficos e industriales. Primates, ratas, ratones, conejos, cobayas, perros, gatos, cerdos y otros animales son masacrados en nombre de la ciencia y la técnica, a razón de que tres animales mueren a cada segundo en los laboratorios del mundo.
En los laboratorios, los animales son usados principalmente para los test de toxicidad (el test Draize, el DL50, el Test de Toxicidad Dermal y de Toxicidad Oral; los estudios de Inmersión, de Inyección e Inhalación). En éstos, los animales son sometidos a dosis letales de todo tipo de ingredientes, a pruebas alergénicas y de irritación - ulceración cutánea, a pruebas de inhalación e inyección de tóxicos, de armas biológicas y quí­micas, de resistencia a la falta de atmósfera o gravedad, de medicamentos y fármacos, e incluso, de alimentos para animales de compañí­a.
Muchos grupos de defensa de los animales, a través de la investigación encubierta, han conseguido llevar fuera del laboratorio los horrores que se ocultan tras sus paredes. Por ello, la experimentación con animales encuentra cada vez un mayor rechazo -en la sociedad y también dentro de la misma ciencia- por diversos motivos: éticos, económicos e incluso biológico-sanitarios, por su crueldad con seres sintientes, el peligro que supone la extrapolación de resultados de una especie a otra (como en el caso del SIDA), y su discutible "necesidad" cuando se comienzan a desarrollar métodos alternativos al uso de animales en los laboratorios de ciencia, asi como también en las salas de clases de los futuros cientí­ficos.

 SKA-P ANIMALES DE LABORATORIO.
Cuando se prueba un medicamento o sustancia potencialmente tóxica para el cuerpo humano, los estándares legales e industriales requieren obligatoriamente las pruebas en animales ANTES de que se pruebe en humanos. Pero estas pruebas no siempre son seguras. A continuación 50 casos en los que los resultados de la experimentación en animales y las pruebas con humanos han sido discordantes, lo que ha provocado un alto número de muertes humanas y animales.Por esto, innumerables científicos abogan por la abolición de las pruebas en animales, porque no dan resultados confiables a priori, y porque son inútilmente crueles con los animales.
1. El benceno no ha sido retirado del mercado, y se continúa usando como componente químico industrial, a pesar de que pruebas clínicas y epidemiológicas han demostrado que la exposición y uso provoca leucemia en los seres humanos... pero los experimentos financiados por los productores no han provocado la leucemia en ratas. (Lancet, 25/06/77,1348-1349).
2. Fumar se consideraba cancerígeno porque el cáncer causado por el humo es difícil de reproducir en animales de laboratorio. Por consiguiente, muchos continuaron muriendo de cáncer, aún cuando ya se sabía que fumar era dañino para las personas. (N. Sax, Cancer-causing Chemicals, Van Nostrand 1981).

3. Experimentos efectuados sobre ratas, hamsters, cerdos de guinea, ratones, simios y babuinos no revelaron relación entre la fibra de vidrio y el cáncer. No fue hasta 1991 que, gracias a estudios en seres humanos, la Occupational Safety and Health Administration (OSHA) lo clasificó como cancerígeno. (The Guardian, 20/7/91; Occupational Lung Disorders, Butterworth 1982; Toxicology and Industrial Health, 1990, vol.6, pp 293-307).

4. Si bien el arsénico se ha considerado cancerígeno para el ser humano hace ya décadas, los científicos han encontrado poquísimas pruebas en los animales que reportan esta conclusión,. Ésta fue la posición oficialmente aceptada, hasta que en 1977 fue posible reproducir el cáncer en un animal. (J. Nat. Cancer Inst., 1969, vol.42, pp1045-52; Br. J. Cancer, 1947, vol.1, pp192-251; Advances in Modern Toxicology, vol.2, Wiley, 1977; J. Nat. Cancer Inst, 1962, vol.5, p. 459)

5. Muchos seres humanos han continuado siendo expuestos al amianto y a morir porque los científicos no podrían reproducir el cáncer en animales de laboratorio.

6. El desarrollo de bypass y válvulas cardíacas se ha retardado a causa de las diferencias fisiológicas entre los animales, sobre quienes se idearon, y los seres humanos a los que se destinaban.

7. Modelos animales de enfermedades cardíacas no pueden demostrar que una dieta rica en grasa y colesterol aumenta el riesgo de enfermedades coronarias y arteriales. En vez de cambiar los hábitos alimenticios para prevenir estas enfermedades, la gente continúa su estilo de vida con una falsa sensación de seguridad, avivada por la fe en los vivisectores.

8. Los pacientes reciben fármacos peligrosos o ineficaces a causa de los modelos animales.

9. Estudios sobre animales previeron que los bloqueadores betas no bajaban la presión sanguínea. Por lo tanto, no se desarrollaron. Los investigadores que experimentaron con animales han tenido que admitir los fallos de los modelos animales en la hipertensión, pero en el intertanto han matado a millares de animales.(D. Fitzgerald, The Development of New Cardiovascular Drugs in Recent Developments in Cardiovascular Drugs, eds. Coltart and Jewitt, Churchill, Livingstone, 1981; Perspectives in Biology and Medicine, 1980 Part 2, S9-S24; Pharmacy International, Feb. 1986; pp33-37).

10. Los cirujanos pensaban que habían perfeccionado la queratotomía radial, una cirugía que permite mejorar la vista sin la ayuda de anteojos, en los conejos, pero el procedimiento ha dejado ciegos a los primeros pacientes humanos (la córnea del conejo puede regenerarse en la parte inferior, pero la del ser humano sólo se puede regenerar en la superficie). Hoy, el procedimiento quirúrgico sólo se hace en la superficie cornea.

11. Se suponía que los trasplantes combinados de corazón y pulmón estaban "perfeccionados" en animales, pero los primeros tres pacientes humanos murieron en los primeros 23 días post-trasplante. En 28 pacientes operados entre 1981 y 1985, 8 murieron durante la intervención y 10 han desarrollado bronquiolitis obliterante, una complicación pulmonar que los perros sobre los que se experimentó el procedimiento no desarrollaron. De esos 10 pacientes, 4 murieron y 3 no han podido respirar más sin la ayuda de un respirador. La bronquiolitis obliterante es el mayor riesgo asociado a la operación. (Lancet, 1, 1983, pp130-2; Lancet, 1, no. 8480, March 8, 1996, pp517-519).

12. La ciclosporina A inhibe el rechazo de los órganos trasplantados y su desarrollo fue uno de los acicates para el éxito del trasplante de órganos. Si las pruebas en humanos no hubieran superado los resultados poco prometedores de las pruebas en animales, el fármaco no se habría desarrollado jamás para estos efectos. (Annals of Internal Medicine, 1984, vol.101, pp667-682).

13. Los experimentos han fallado en prever la toxicidad renal causada por el anestésico general metoxyiflurano. Muchas personas han perdido todas las funciones renales por su administración.

14. Los experimentos en animales han retardado el uso de relajantes musculares durante la anestesia general.

15. La investigación en animales ha fallado en revelar a las bacterias como causa de las úlceras y han retardado su tratamiento con antibióticos.

16. Más de la mitad de los 198 nuevos fármacos lanzados entre 1976 y 1985 fueron o retirados o reclasificados después de graves e imprevistos efectos secundarios. Éstos incluían complicaciones como arritmia cardíaca, ataques cardíacos, insuficiencia renal, crisis epilépticas, dificultades respiratorias, insuficiencia hepática y ICTUS (GAO/PEMD-90-15 FDA Drug Review: Postapproval Risks, 1976-1985).

17. El Flosint, una medicación contra la artritis, fue probada en ratas, monos y perros. Todos toleraron bien la medicación. Sin embargo, mató a muchos seres humanos por sus efectos secundarios.

18. El Zelmid, un antidepresivo, fue experimentado en ratones y perros sin incidencia, pero causó graves problemas neurológicos a los seres humanos que lo usaron.

19. El Nomifesine, otro antidepresivo, fue asociado a la insuficiencia hepática y renal, anema y muertes en seres humanos. Sin embargo, los experimentos en animales habían indicado que el fármaco se podía usar sin efectos secundarios.

20. El Amrinone, un fármaco usado contra la insuficiencia cardíaca, fue testado en muchos animales y lanzado al mercado sin ninguna contraindicación. En los seres humanos desarrolló la trombocitopenia, o falta de células sanguíneas para la coagulación de la sangre.

21. El Fialuridine, un fármaco antiviral, causó daños hepáticos a 7 de 15 pacientes donde fue probado. 5 de ellos murieron y 2 debieron recurrir a un trasplante de hígado. Sin embargo, el medicamento había funcionado bien en marmotas. (NEJM, 333;1099-1105, 1995; J. NIH Res., 1993, 5, pp33-35; Nature, 1993, July 22, p275).

22. El Clioquinol, un fármaco anti diarreico, había resultado positivo y seguro en las pruebas en ratones, gatos, perros y conejos. En 1982 debió ser retirado en todo el mundo porque es responsable de ceguera y parálisis en los seres humanos.

23. El Eraldin, un fármaco contra las enfermedades cardíacas, causó la muerte y ceguera a los seres humanos, aunque provocó algunos efectos secundarios indeseados en animales. Cuando estaba en el mercado, los investigadores afirmaron que estaban seguros de la minuciosidad de las pruebas hechas en animales. Después, con la retirada del medicamento del mercado, los investigadores no fueron capaces de reproducir la ceguera en los animales. (Nature, 1982, April 1, pp387-90; British Medical Journal, 1983, Jan 15, pp199-202; Drug Monitoring, 1977; Pharmacologist, 1964, vol. 6, pp12-26; Pharmacology: Drug Actions and Reac. and Advances in Pharm, 1963, vol. 2, pp1-112; Nature, 1982, April 1, pp387-390).

24. El Opren, un fármaco contra la artritis, mató a 61 personas. Se han documentado, además, más de 3.500 casos de reacciones graves a su administración. El medicamento fue experimentado en simios sin causar problemas.

25. El Zomax, otro medicamento para la artritis, fue responsable de la muerte de 14 personas y causar efectos secundarios importantes a muchas otras.

26. Las dosis de Isoprotenerol, un fármaco para el tratamiento del asma, fueron calculadas usando animales. Desafortunadamente, demostró ser muy tóxico en los seres humanos: 3.500 enfermos de asma murieron en Gran Bretaña por sobredosis. Y ahora es difícil reproducir el resultado en los animales. (Pharmacologist, 1971, vol.18, p272; Br. J. of Pharm., 1969, Vol. 36, pp 35-45; W. H. Inman, Monitoring for Drug Safety, MTP Press, 1980; Am. Rev. Resp. Diseases, 1972, vol.105, pp883-890; Lancet, 1979, Oct.27, p896; Toxicology and Applied Pharmacology,1965, vol. 7, pp1-8).

27. El Metisergido, un medicamento contra el dolor de cabeza, ha causado fibrosis retroperitoneal o graves cicatrices cardíacas, renales y de los vasos sanguíneos abdominales. Los investigadores no han podido reproducir esto en los animales. (Animal Toxicity Studies: Their Relevance for Man, Quay Pub. 1990; British Medical Journal, 1974, May 18, pp365-366).

28. El Suprofeno, medicina contra la artritis, fue retirado del mercado cuando los pacientes comenzaron a sufrir toxicidad renal. Antes de su lanzamiento, los investigadores lo describieron como "Excelente perfil de seguridad, ningún efecto a nivel cardíaco, renal o del sistema nervioso central". (Drug Withdrawl from Sale, PJB Publications, 1988; Pharmacology, 1983, vol.27 (suppl 1), pp87-94; FDA Drug Review: Postapproval Risks 1976-1985 (US GAO), April 1990).

29. El Surgam, otro fármaco contra la artritis, fue estudiado para brindar protección al estómago para prevenir las úlceras, un efecto secundario común a estos fármacos. No obstante su éxito en los animales experimentados, su efecto provocó úlceras en los pacientes humanos. (Gut,1987, vol.28, pp515-518; Lancet, Jan 10 1987, pp113-114).

30. El Selacryn, un diurético, fue ampliamente experimentado en animales pero debió ser retirado del mercado en 1979 después que 24 personas murieron a causa de insuficiencia hepática asociada a su uso (Toxicolo. Letters, 1991, vol.55, pp287-293; Drug Withdrawl from Sale, PJB Publications, 1988.

31. El Perhexilin, un fármaco para el corazón, fue retirado del mercado cuando se descubrió que producía insuficiencia hepática no contrastada en los test en animales. Tampoco esa particular forma de insuficiencia hepática pudo ser reproducida en animales. (Reg. Tox. and Pharm., 1990, vol.11, pp288-307, y Postgraduate Med. Journal, 1973, vol.49, April Suppl., pp125-130).

32. El Domperidone, proyectado para curar las náuseas y vómitos, producía irregularidades en los latidos cardíacos y debió ser retirado del mercado. Los investigadores no podían reproducir su efecto en perros con menos de una dosis 70 veces mayor a la normal. (Drugs, 1982, vol.24, pp360-400; Animal Toxicity Studies, Quay, 1990).

33. El Mixotantrone, contra el cáncer, producía descompensaciones cardíacas en el ser humano. Fue ampliamente testado en perros, sin producir este efecto. (Lancet, 1984, July 28, pp219-220; Martindale: The Extra Pharmacopoeia, 29th edition, Pharmaceutical Press, 1989).

34. El Carbonelaxone habría servido en el tratamiento de la úlcera gástrica pero causaba retención de agua al punto de provocar descompensaciones cardíacas. Después que los vivisectores descubrieron la causa, experimentaron sobre ratas, simios y conejos, pero no pudieron reproducir estos efectos sobre ellos. (Br. Nat. Form., no.26, 1993; Reg. Tox. and Pharm., 1990, vol.11, pp288-307).

35. El Clindamycin, un antibiótico, causa una condición intestinal llamada "colitis pseudomembranosa". Aunque fue testado un año entero cada día sobre perros y ratones, éstos pudieron tolerar dosis 10 veces mayores de la tolerada por los seres humanos. (British Medical Journal, 1983, Jan 15, pp199-202; Br. Nat. Form. no.26, 1993; Tox. and Appl. Pharm., 1972, vol. 21, pp516-531).

36. Las pruebas en animales no apoyaron la eficacia de las drogas tipo valium ni durante el desarrollo ni en sus etapas posteriores. (The Benzodiazepines, MTP Press, 1978; Drugs and Therapeutics Bulletin, 1989, vol.27, p28).

37. Las compañías farmacéuticas Pharmacia y Upjohn interrumpieron los test clínicos de sus comprimidos "Linomide" para el tratamiento de la esclerosis múltiple después de que diversos pacientes sufrieran ataques cardíacos. De 1.200 pacientes, 8 sufrieron ataques relacionados a la administración del fármaco. Los experimentos con animales no habían dado estos resultados.

38. El Cylert (pemoline), usado para el tratamiento de enfermedades de carencia de atención e hiperactivdad, causó insuficiencia hepática a 13 niños. De ellos, 11 o murieron o necesitaron transplante de higado.

39. El Erdepryl, usado en el tratamiento del mal de Parkinson se asoció a grandes aumentos de la presión sanguínea. Este efecto colateral no fue registrado en los animales donde se experimentó.

40. La combinación de dos fármacos utilizados en las dietas adelgazantes, fenfluramina y dexfenfluramina, se relacionaron con anomalías en las válvulas cardíacas y fueron retiradas del mercado. En su fase experimental en animales, no demostraron tener estos nocivos efectos. (Activate For Animals, Oct. 1997, The American Antivivisection Society).

41. El fármaco contra la diabetes "troglitazona", más conocido como Rezulin, fue testado sobre animales sin causar efectos secundarios, pero en el ser humano causó daños hepáticos. Los productores admitieron que al menos un paciente había muerto y otro debió ser sometido a trasplante del órgano como resultado de la administración del fármaco. (Parke-Davis letter, dated Oct. 31, 1996).

42. La "digital" es usada desde hace siglos para curar males cardíacos. Sin embargo, los experimentos de fármacos derivados de la digital fueron retardados porque causaba un alza de presión en los animales. Afortunadamente, las pruebas sobre seres humanos fueron mejores, y como resultado, el DIGOXIN, una sustancia análoga a la digital ha salvado numerosas vidas. Muchas más personas podrían haber sobrevivido si los experimentos sobre animales se hubiesen ignorado. (W. Sneader, Drug Discovery: The Evolution of Modern Medicine, Wiley, 1985;T. Lewis, Clinical Science, Shaw and Sons Ltd., 1934; Federation Proceedings, 1967, vol.26, pp1125-30;Toxicology In Vitro, 1992, vol.6, pp.47-52.)

43. El FK 506, ahora llamado Tacrolimus, és un agente anti rechazo de los órganos que fue casi completamente abandonado antes de efectuar pruebas clínicas (en pacientes), pues causaba una grave toxicidad en los animales. Estudios sobre éstos dieron a conocer que el FK 506 combinado con cyclosporina era más eficaz. En los seres humanos ha resultado lo totalmente opuesto. (JAMA, 1990, April 4, p1766; Lancet, 1989, July 22, p227; Lancet, 1989, Oct 28, pp1000-1004; Hepatology, 1991, vol.13, pp1259-1260).

44. Experimentos en animales sugirieron que el uso de corticosteroides habría ayudado en caso de shock séptico, una grave infección bacteriana de la sangre. Por el contrario, los seres humanos reaccionan de manera diferente. Este tratamiento aumentó los decesos por causa del shock séptico. (Drugs and Therapeutics Bulletin, 1990, vol.28, pp74-75; Anesthesiology: Proceedings of the VI World Congress of Anesthesiology, Mexico City 1977; NEJM, 1987, Sep. 10, pp653-658).

45. No obstante la ineficacia de la penicilina en los conejos, Alexander Fleming usó el antibiótico en un paciente muy grave en momentos en que no había otro para probarlo. Howard Florey, el premio Nobel a quien se co-atribuye el descubrimiento de la penicilina, dice: "Por fortuna no hicimos experimentos con animales en los años '40, porque de otra manera la penicilina no habría obtenido nunca una licencia y, probablemente, toda la gama de antibióticos no se habría hecho nunca".

46. El lanzamiento del Fluoride, un fármaco que previene las caries, fue pospuesto porque causaba cáncer en los ratones. (The Causes of Cancer, 1981, Oxford Press;J. NIH. Res., 1991, vol.3, p46; Nature, 1991, Feb 28, p732).

47. Dos fármacos notoriamente peligrosos, la talidomida y el DES fueron testados en animales y puestos a la venta para ser usados por humanos. El resultado fue el sufrimiento y muerte de millares de personas por abortos, malformaciones fetales, mutilaciones, etc.

48. Debido a los experimentos en animales, los investigadores crearon un falso mapa de la velocidad de réplica del VIH. Debido a estos la información falsa, los pacientes no recibirán terapias inmediatas y su vida se acorta.

49. La investigación en animales también retardó el desarrollo de la vacuna contra la polio, según el doctor Albert Sabin, su inventor. Las primeras vacunas contra la rabia y la polio funcionaron bien en animales de laboratorio pero mataron a los pacientes a los que se les administró.

50. No es raro que los investigadores que manipulan a los animales en los laboratorios se enfermen por la exposición a enfermedades que pueden ser inocuas en los animales (como la hepatitis B) pero son mortales para los humanos.

El dinero, tiempo y recursos dedicados a estos experimentos deberían financiar la investigación en humanos: estudios clínicos, investigación in vitro, autopsias, monitoreo de medicamentos post venta, modelos computarizados, epidemiología e investigación genética no ponen en peligro a los humanos, dan resultados seguros y no utilizan inútil y cruelmente a millones de animales.
Fabiola Leyton